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Aunque
por ahora son de laboratorio, cualquier
día ganaran su lugar en nuestro escritorio.
Pensar en una computadora orgánica, recrea
la nostalgia de ver al hombre nuclear utilizando
su ojo biónico, por ejemplo, un clásico
exponente de la biotecnología, llevado a
la pantalla.
Pero
aunque Leonard Adleman, (profesor de ciencias
informáticas de la Universidad de California),
está muy lejos de ser el "Doctor Tyrell",
sus cálculos con moléculas de ADN y los
avances en el terreno de las biocomputadoras,
huelen decididamente a ciencia ficción.
Resolver
problemas matemáticos, siempre fue una cuestión
humana, hasta que la aparición de las computadoras
resolvió el tema del volumen de cálculos
que nuestra sociedad -repleta de bancos
y supermercados - necesitaba para progresar.
Leonard Adleman, asesor de films de Hollywood
como Juegos de Guerra y Héroes por Azar,
no sólo tiene entre sus méritos el haber
sido el primero en hablar de "Virus
de Computadora", sino que, además,
fue el primer científico que logró que moléculas
de ADN (Acido Desoxirribonucléico) lograran
reproducir cálculos matemáticos en un entorno
controlado. Su modelo, compuesto por tubos
de ensayo con muestras de ADN y sondeado
por un microprocesador, logró realizar uniones
entre nuecleótidos, que manipulados de tal
forma, lograron combinaciones para enlazarse
en sintaxis binarias, iguales a las que
manejan los circuitos integrados de un procesador
de computadora. Adleman, dice: "Las
computadoras basadas en ADN, nos están demostrando
que hay otros métodos para realizar cálculos;
4 mil millones de años de evolución nos
han dejado una máquina de computo perfecta
que son las células, llenas de instrumentos
extremadamente pequeños y exactos que funcionan
como una artefacto. Incluso desde el punto
de vista de precisión, un error en una célula
se produce una vez cada 10.000 cómputos".
A
pesar de su confianza en las investigaciones,
Adleman no cree que estas puedan revolucionar
en lo inmediato el mundo de la informática:
"Es poco probable que las computadoras
de ADN puedan competir con los procesadores
electrónicos, y creo que para que algo así
suceda debe producirse un cambio radical
y no un progreso incremental, ya que hasta
la fecha no podemos controlar moléculas
como los físicos controlan electrones".
Ehud
Shapiro, del Institute of Science de Weizmann
sostiene: "Creo que las biocomputadoras
pueden encender una Revolución molecular,
que cambie radicalmente el mundo en términos
de progreso como lo hizo la Revolución industrial".
Cerraba
la entrevista Adleman, "mi investigación
y la de muchos de mis colegas está abocada
a cómo aprender a utilizar estas herramientas
y a la previsión de las cosas maravillosas
que podemos construir con ellas".
Lo
que si puede plantear es un interrogante:
¿las computadoras pensaran y amarán como
los humanos?
Compilado
por: Zaninetti Alejandro
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